Son las siete de la tarde de un jueves de agosto en una ciudad de costa cualquiera. Pongamos por caso la de doña Emilia.
Los niños corretean en los no-parques, sus padres los persiguen agobiados, las abueliñas se sientan al sol con abanicos añorando la lluvia que no cae, los adolescentes cazan pokemons, los mozos y mozas copan los arenales urbanos coqueteando cual lo que son, los turistas de crucero alegran nuestras calles, aquellas personajes que deberían acabar sus carreras lo intentan y los que todavía persisten en levantar este país panderetero se conforman con unas cañas de terraza.
¿Os falta algo en esta bella estampa estival? ¿Acaso es el mar? ¿Es la playa? ¿Una orquesta pachanguera?
No. Aquello que echáis de menos y que os tiene como pulpos en garaje; ese motivo que da sentido a vuestras vidas, pero no atináis a nombrar, ese sinvivir es porque añoráis abrir vuestros cachivaches informáticos y encontraros la receta anual de servidora de bonito del norte.
Aquí os la traigo. Cantábrica ella. Una marmita —vale, la de la foto es una marmitica— de bonito. Ay, los pucheros de verano.
Influencias vasquitas que tiene una.
Ingredientes.
· 300 g de bonito del norte.
· 4 patatas medianas.
· Una cebolla mediana.
· Medio pimiento verde.
· Un diente de ajo.
· Una cucharada de pulpa de pimiento choricero.
· Una guindilla cayena.
· Una cucharada de vino blanco.
· Dos cucharadas de tomate frito.
· Caldo de pescado o agua.
· Aceite de oliva.
· Sal.
Preparación.
1. Picamos la cebolla menuda y el pimiento en tiras medianas. Pelamos y chascamos las patatas.
2. En una cazuela echamos tres o cuatro cucharadas de aceite virgen. Sofreímos la cebolla y el pimiento.
3. Cuando comiencen a pocharse añadimos la guindilla y las patatas. Rehogamos.
4. Sofocamos con el vino blanco y cuando se evapore el alcohol cubrimos con el agua o caldo. Salamos.
5. Majamos el diente de ajo en un mortero y le echamos una cucharadita de pulpa de pimiento choricero y un par cucharada de tomate frito casero. Incorporamos esta mezcla a a la cazuela.
6. Cocemos el conjunto hasta que estén las patatas en su punto.
7. Preparamos el bonito quitándole piel y espinas y cortándolo en cubos magros.
8. Apagamos el fuego e incorporamos los trozos de bonito. Tapamos y dejamos reposar cinco minutos meneando de vez en cuando la cazuela. Servimos en el momento.
Notas.
- Si no tenéis pulpa de pimiento choricero en bote como yo —que tenía el día comodón— tenéis que tener a remojo de víspera los pimientos secos y extraerles la pulpa con la punta de un cuchillo.
- Podéis usar una tartera de barro.
- Es importante respetar lo de la cocción del bonito, de esta forma queda perfecto.
- Podéis usar caldo de merluza, rape, pescadilla. Es preferible al caldo del propio bonito que es más fuerte.
- Podéis prescindir de la guindilla, pero le da gracia.
Rico, rico. Qué bonita tu cazuelita marmitakera.
ResponderEliminarMe voy a sumar a los de la pandereta en la terraza con las cañas.
Qué bien que retomes el blog, ponnos una receta olímpica please
Tengo una olla de barro esperando ser estrenada, esta receta acaba de ganar puntos para ser la elegida.
ResponderEliminarDesde siempre me han gustado los nombres de guisotes vascos, purrusalda, marmitako...