Tenía (y tengo) una colección de cuentos de Leo Leo que leía bastante de pequeña. En uno de ellos se comentaba que la Navidad en Suecia comenzaba el día 13, día de Santa Lucía.
En esas páginas, se mostraban ilustraciones de niñas suecas, con coronas verdes, rubias trenzas y vestidos blancos, que portaban velas y dulces. A la "pequeña yo" de ocho años no podía hacerle más ilusión que toda esa magia de la navidad se vinculara al nombre de Lucía. De alguna forma, yo me sentía un elfo sueco.
Y así crecí. No me juzguéis. Muy de cuentos de hadas, estampas bucólicas y frutas del bosque.
A día de hoy, sin perder la esperanza de parecer una modelo sueca, he optado por replicar lo que sí está de mi mano y traeros la receta de los bollos de Santa Lucía.
La he tomado del libro Postres y otras dulcerías de Pamela, la autora del blog Uno de Dos aunque también la tiene en su blog. La he chequeado con la receta de Miriam en María Lunarillos, pero sobre todo os recomiendo pasaros por este blog de Vivir en Suecia donde nos relata profusamente toda la historia de los lussekatter o lussebullar (el nombre sueco de los bollitos) y donde he tomado prestada la siguiente imagen.
Yo me veía así de pequeña. |
Ingredientes (unas 12 piezas)
· 320 g de leche entera
· 500 g de harina de fuerza
· 50 g de mantequilla
· 80 g de azúcar
· Un huevo para la masa + un huevo para pincelar
· Una pizca de sal
· 15 g de levadura fresca o 5 g de levadura seca
· Una cucharadita de semillas de cardamomo
· Cerezas o pasas secas
Preparación
1. Calentamos la leche en un cazo con las hebras de azafrán. Mientras se templa, el azafrán infusiona la leche dándole color. Añadimos la mantequilla para que se derrita y la levadura para disolver.
2. En un bol mezclamos los ingredientes secos: la harina, el azúcar, la sal y el cardamomo molido. Incorporamos ahora la mezcla de leche y el huevo y comenzamos a amasar.
3. Tenemos que amasar hasta conseguir una bola elástica, lisa y brillante. Podéis ayudaros de una amasadora o practicar el amasado francés, o mezclar métodos. En ambos casos, ayuda amasar durante un par de minutos y dejar reposar la masa otros diez.
4. Una vez obtenida la masa, la dejamos fermentar en un cuenco engrasado hasta que casi duplique su volumen. Esto dependerá de la temperatura ambiente, ahora en invierno, cuesta un poco más que arranquen.
5. Sacamos la masa del bol sobre una superficie ligeramente engrasada o enharinada. Desgasificamos la masa apretando suavemente con los dedos.
6. Hacemos porciones del mismo peso (aproximadamente unas 12). Las preformamos en forma de rollito y las dejamos reposar cinco minutos para que después sea más sencillo manejarlas.
7. Estiramos el rollito hasta obtener un cordón de unos 25/30 cm y de sección uniforme. Le damos forma de S enrollando los extremos y fijándolos bien para que no se separen en el horno. Colocamos una cereza seca o una pasa en cada unión.
8. Pincelamos los bollos con huevo batido y los colocamos en una bandeja forrada con papel de hornear para que fermenten por segunda vez (aproximadamente unos 30 o 45 minutos).
9. Cuando hayan levado de nuevo, volvemos a pincelar con huevo batido y horneamos unos 20 minutos a 180ºC.
10. Dejamos enfriar sobre una rejilla.
Notas
- La bollería casera no aguanta mucho tierna, pero al día siguiente podéis tostar los bollitos o pasarlos por la sartén con un poco de mantequilla y tienen una segunda salida muy digna.
- No os desesperéis con la masa pegajosa del principio, si no domináis la técnica de amasar, apoyaros mucho en los reposos de la masa. Os lo hará mucho más fácil.
- Es importante que para estas masas enriquecidas intentéis buscar harina de fuerza.
- Tenéis otras recetas de bollos de este estilo en el blog: panecillos de leche, brioche de calabaza o caracolas de crema de chocolate. Aún me faltan muchas, ¡son las masas que más me divierte hacer!