En parte, se trata de comer bien. Sin entrar en las metafísicas con las que alimentáis el espíritu, ¿eh? que yo me preocupo SOLO de vuestra parte mundana.
No implica cantidades ingentes de tiempo.
Ni gastos desmedidos.
Ni platos elaborados.
Ni maña, ni fuerza —a no ser que seas una pichiruchi y te puedan los botes de conserva—.
Ni siquiera, cacharrada.
Solo un poco de buena voluntad.
Un par de cuchillos, una sartén.
Y un blog de donde sacar recetas, ¡indirecta!
Y si no, os intentáis buscar unos tíos como los míos —aviso, el listón está bieeeeeeeen arriba— que os las envíen escaneadas o mejor aún, que os inviten a comer. Hay casas donde siempre se come bien. La de Marga y Luis es una de las mejores. Ellos también.
En un intento de reconvertir la manzanilla en albariño, Doñana en las Fragas, el Guadalquivir en el Umia, el Rocío en San Andrés (me descojono yo sola) os dejo esta receta suya que tenéis que probar.
Ingredientes.
· 4-6 alcachofas.
· Una cebolla.
· Un ajo.
· 2 manzanas.
· Unos granos de pimienta.
· Una cucharadita de mostaza.
· Un vaso de manzanilla (o vino blanco).
· Aceite de oliva.
· Sal.
· Perejil.
Preparación.
1. Limpiamos las
alcachofas quitando las hojas de fuera hasta quedarnos con las que ya
se vean amarillas. Pelamos el tallo. Cortamos
la punta más dura de arriba de las flores y troceamos en cuartos las alcachofas. A medida que las vamos limpiando las depositamos en un bol con agua fría y zumo de limón o
perejil abundante fresco para que no se oxiden. Las cocemos en agua hirviendo durante 15-20 minutos.
2. Pelamos y picamos el ajo y la cebolla. Sofreímos en una sartén a fuego medio hasta que comiencen a dorarse.
3. Añadimos la manzana pelada y bien picada con la mostaza y los granos de pimienta. Rehogamos todo junto unos 5 minutos.
5. Sofocamos con el vaso de vino y dejamos cocer a fuego suave durante 8-10 minutos.
6. Trituramos la salsa con la batidora o pasándola por un chino.
7. Disponemos las alcachofas bien escurridas en una cazuela y regamos con la salsa. Permitimos que de un hervor y degustamos.
Recomendaciones.
- La salsa está buena con todo. Nos sirve para acompañar desde estas alcachofas a unos tallarines o un lomo asado de cerdo.
- Si trituráis la salsa con la batidora, tened la precaución de retirar algunos de los granos de pimienta o ... no.
- Acompañadas de arroz blanco conforman un plato bien rico.
Hay combinaciones que no pueden salir mal.
Como bañarse en el mar en abril o los boquerones en vinagre con patatas fritas.
Esta merluza es otra de ellas.
Después de varios intentos comidistas que no llegaron a buen puerto —como una espaporretada leche frita—, había que no arriesgar.
Epic win, queridos :-)
Ingredientes. (3 personas)
· Una merluza pequeña abierta a lo largo.
· 2 cebollas grandes.
· Medio pimiento rojo.
· Medio pimiento verde
· Una zanahoria.
· Un puerro.
· 3 ó 4 champiñones.
· Aceite de oliva.
· Sal.
· Media cucharadita de curry.
· Salsa de soja.
Preparación.
1. Lavamos bien los pimientos, los champiñones y el puerro. Pelamos las zanahorias y las cebollas. Cortamos todo en tiras.
2. Sofreímos todas las verduras muy lentamente con un chorro de aceite de oliva. Primero pochamos las cebollas con el pimiento. Cuando estén listas, las retiramos y escurrimos el aceite. Doramos ahora a fuego algo más vivo el puerro, la zanahoria y los champiñones. Finalmente juntamos todo de nuevo y añadimos media cucharadita de curry.
3. Precalentamos el horno a 180 ºC.
4. Disponemos la merluza en una fuente apta para el horno y salpimentamos. Colocamos la fritada de verduras por encima y echamos un par de cucharadas de soja por encima.
5. Horneamos durante 25 o 30 minutos.
Recomendaciones.
- Servir acompañada de arroz basmati o unas patatas fritas panadera.
Con una abuela medio inglesa y otra de Fuencaliente, un abuelo de Estella y otro de Luarca y habiendo vivido en la república independiente Candieira —ajena a cualquier contacto con la civilización— puede deducirse que no he crecido entre las recetas tradicionales dulces de esta esquinita de la península.
Pero se van descubriendo poco a poco. Los comienzos son duros véase las eses cedeiresas —¿por qué este dulce? ¿por qué?—, el queique de Durán, las mantecadas o las bizcochadas. De la bolla de manzana (bola de mazá) es fácil enamorarse rápido, pero la bolla de azúcar te acaba conquistando tenaz con el paso de los años.
Los freixós y las orejas caen fácil de la mano de las madres dispuestas que pululan por ahí. Sólo hay que ser la amiga encantadora de sus hij@s, y a esto, amigüitos, no hay quien me gane ;)
Si eres hábil y amplías tu círculo de víctimas al resto de comarcas probarás galletas de nata, tarta larpeira, rosca de yema, etc.
Y si no, siempre se puede recurrir a la gran tarta de Santiago. Que cuando está buena, está muy buena. Con esta gran frase, o ejercicio de aseveración por mi parte, quiero señalar que no todas las tartas del apóstol que existen por ahí, ejem, merecen mi beneplácito. Porque una es un poco petarda.
¿A qué viene esta perorata dulcística gallega?
A que me gusta mucho aprender y conseguir que estos dulces me salgan bien. Tienen un plus de satisfacción. Algo tendrá que ver con el territorio, el lugar, la memoria... o con donde nacen o pacen las vacas, vaya.
Como dato completamente insustancial y rompiendo la magia del momento "místico" creado en el párrafo anterior, nada mejor que merendar bica con chocolate un domingo después de haber salido, pero en el que te has levantado para trabajar igualmente. Viendo a Aragorn en la Posada del Pony Pisador. Eso resucita a un muerto. Ea.
La receta es de Unodedos, uno de los mejores blogs de recetas gallegas. También me he informado en Recetas de Rechupete o Gastronomía en verso, todos gallegos ilustres con sendas recetas de bica.
Por cierto, etiqueta kilómetro cero. Excepto el azúcar y canela, azúcar y canela (piii piiii piiiiii pimienta y clavo, pimienta y clavo), el resto todo de bien cerca.
Ingredientes.
Para el fermento.
· 250 g de harina de fuerza.
· 180 mL de agua.
· 2 g de levadura.
· Una pizca de sal.
Para la masa.
· 250 g de manteca de vaca.
· 400 g de azúcar.
· 8 huevos.
· 250 g del prefermento previo.
· 250 g de harina.
· Ralladura de limón.
· 50 g de azúcar y una pizca de canela para espolvorear.
Preparación.
El fermento.
1. Disolvemos la levadura en una parte de agua. Mezclamos en un bol todos los ingredientes ayudándonos de una rasqueta y posteriormente las manos. Obtenemos una bola.
2. Dejamos reposar al menos una hora.
La masa.
1. Derretimos la manteca un poquito. En mi caso, utilizo el microondas, pero si vuestra temperatura ambiente es cálida igual no es necesario.
2. Con unas varillas batimos la manteca con el azúcar hasta obtener una crema.
3. Añadimos el prefermento o masa pegañenta en trocitos. Ahora toca batir mucho y bien hasta que no haya ningún tipo de grumo.
4. Incorporamos los huevos de uno en uno. No echamos el siguiente hasta que esté completamente integrado el anterior.
5. Agregamos la ralladura de los limón y la harina tamizada hasta que quede todo homogeneizado.
6. Vertemos sobre el molde forrado con papel sulfurizado. La masa tiene que formar pliegues al caer.
7. Espolvoreamos con el azúcar mezclado con canela para conseguir la costra característica.
8. Horneamos durante 50 o 60 minutos (horno precalentado a 180ºC), hasta que introduzcamos una brocheta y salga limpia.
Recomendaciones.
- La bica normalmente se hornea en un molde rectangular.
- El fermento previo debería ser una bola manejable. Yo suelo conseguir una masa informe y pegajosa, pero sale bien igual, así que no os preocupéis. Prometido, llevo ya unas cuantas.
- En mi horno son necesarios al menos 60 minutos e incluso 70.
- Está mucho mejor de un día para otro.
- La manteca y la mantequilla tradicionales son lo mismo. De batir durante un tiempo la nata cruda de la leche de vaca se obtiene una parte sólida (manteca o mantequilla) y un suero.
- En Galicia se usa mucho la manteca cocida, que consiste en cocer la nata cruda de leche de vaca a fuego muy suave durante un tiempo, se separan los residuos sólidos y líquidos, se dejan enfriar estos últimos y ya tienes la manteca.
- Para la bica se puede utilizar la manteca cruda o la cocida, hay versiones y gustos para todo. Eso sí, usad una de buena calidad.